Ferran Pérez Mena.
Fundación Qili Fundazioa
Vivimos en tiempos de caos sistémico donde una “nueva Guerra Fría” entre grandes potencias podría consolidarse como una nueva realidad geopolítica del siglo XXI. Una “nueva Guerra Fría” que, en todo caso, será líquida -como los tiempos que vivimos tal y como definió Bauman- y no articulada en bloques estáticos como en el pasado. En este nuevo contexto histórico, la región de Asia-Pacífico se ha convertido en el escenario privilegiado de la rivalidad estratégica entre las grandes potencias que dominan el actual sistema internacional. En la Fundación Qili Fundazioa hemos dedicado nuestras II jornadas sobre el Mundo Chino a esta nueva realidad geopolítica en la que, China, es un actor protagonista.
Nuevamente organizadas en el marco del Programa Martín de Rada, han contado con el patrocinio del Servicio de Proyección Internacional del Gobierno de Navarra y con la colaboración del Observatorio de la Política China, el IGADI, el Club de Marketing de Navarra y Txinarekin, hemos intentado dar las claves que explican alguno de los grandes retos geopolíticos de nuestro tiempo en los que la República Popular tiene ya papel central. Para ello contamos con la oportunidad de debatir con cuatro voces autorizadas; el periodista Rafael Poch-de-Feliu, los académicos Joaquín Beltrán y Eduardo Tzili-Apango y Zhu Jingyang, cónsul general de la República Popular China en Barcelona.
Rafael Poch-de-Feliu nos habló sobre cómo la región de Asia-Pacífico se ha convertido en el nuevo escenario de la Guerra Fría. Su conferencia gravitó en torno a la política exterior de contención estadounidense contra China como un vector que está contribuyendo al auge de tensiones en Asia-Pacífico, especialmente en el estrecho de Taiwán. Poch-de-Feliu se lamentó de la aparente falta de interés de las grandes potencias involucradas en el conflicto para desescalar las tensiones y no cruzar líneas rojas que puedan convertir Taiwán en la nueva Ucrania.
Joaquín Beltrán se centró en el recientemente concluido XX Congreso del Partido Comunista de China, arrojando luz sobre los principales elementos que han contribuido a la reelección de Xi Jinping, como por ejemplo la búsqueda de estabilidad interna en un momento histórico complejo para China. Esta estabilidad es crucial para que el Estado pueda seguir con el desarrollo del socialismo chino. Beltrán explicó como la innovación ideológica del PCCh fue un elemento central del Congreso. Por ejemplo, el Partido enfatizó la idea de un nuevo Marxismo revitalizado para poder desarrollar una economía en torno a las personas y la construcción de un país independiente.
Eduardo Tzili-Apango se centró en analizar la relación entre Latinoamérica y China. El académico mexicano nos ofrecó, desde el caso concreto de las relaciones entre América Latina y la República Popular, la complejidad de la política exterior china. Tzili-Apango explicó como los países latinoamericanos no disponen de una política regional unificada hacia China. Esto permite que China tienda a marcar la pauta de las relaciones con Latinoamérica y cómo se pueden “reequilibrar las relaciones estratégicas”. En este contexto, continuó el investigador mexicano, expuso como ciertos países latinoamericanos han intentado fortalecer sus relaciones bilaterales con China para construir un contrapeso a la influencia de Estados Unidos en la región.
Zhu Jingyang, cónsul general de la República Popular China en Barcelona, enfatizó la necesidad de construir un dialogo internacional para resolver problemas internacionales. Expresó la importancia de evitar la política de bloques y puso el acento -a través de la enumeración de datos que prueban la interconexión entre Europa y China- como la narrativa del desacoplamiento no está sustentada en la realidad objetiva. En esta línea subrayó la importancia del diálogo y la cooperación sino-europea, una idea que cuenta con importantes respaldos entre actores públicos y empresariales dentro de la Unión Europea. También destacó como -desde realidades diferentes- la Unión Europea es un socio integral de China y como el país asiático desea que los europeos puedan construir una autonomía estratégica.
Desde la dirección del programa de Martín de Rada consideramos que estas jornadas han sido un éxito. Han cumplido su objetivo: generar debate sobre los retos geopolíticos del siglo XXI y la política exterior de China. Este éxito ha sido posible gracias al rigor de nuestros invitados, a la participación del público en las sesiones, al más del centenar de inscritos de Latinoamérica, Europa y el Mundo Chino, así como de las personas que siguen visualizando los videos de las jornadas en nuestro canal Youtube.
Creemos profundamente que este nuevo siglo tiene que ser el siglo de la cooperación internacional y del dialogo y no el de los imperios combatientes. Para que esto sea posible necesitamos, de forma colectiva, abrir nuevos caminos para repensar los problemas de este siglo. Nuestros invitados apuntaron la dirección a seguir: ¿seremos capaces de conseguirlo?